TAILANDIA.
Tailandia es uno de esos países cuya fama le precede. La leyenda del masaje con 'happy end' es el sueño de la mitad de la población europea -la masculina. Resulta ser un país precioso, de gente relajada, educada; gente que vive, deja vivir y si puede te ayuda. Listos, y pese a la dificultad con el idioma, pues el tai es una lengua tonal, saben hacerse entender. Barato, limpio, con una gastronomía que sí hace honor a su fama. Y lo de las chicas... como los parques nacionales y templos, esa fama está algo exagerada.
Tras salir de Georgetown con un visado gratis, política tai para incrementar el turismo, llego a la frontera en un par de días, y en medio de unas lluvias como no recordaba. A partir del mediodía puede caer un diluvio de una hora, o dos tormentas, o empezar y no parar hasta la noche. Mi única diversión consiste en calcular cuántos kilómetros puedo hacer antes de que las nubes negras me alcancen, pues la pequeña cordillera en medio de la península no es suficiente para detener el monzón que devasta la orilla oriental.
Con este clima llego hasta Krabi, a través un verde paisaje sin tráfico, de pequeños pueblos y gente simpática. Aquí el panorama comienza a llenarse de unas espectaculares torres kársticas; pináculos y murallas de caliza cubiertas por vegetación se elevan de la planicie hasta alcanzar en ocasiones trescientos metros verticales. Y en las solitarias carreteras de playa, parece que amurallan el mar.
Krabi es el lugar donde paro unos días para alquilar una piragua y palear entre karts, lagunas, manglares y túneles imposibles. Y también donde doy con el turismo 'made in Thailand'. Un sin fin de turistas y hostales sacados del mismo molde: variada oferta de habitaciones baratas, internet y un pequeño restaurante con panqueques de banana a precios que cuadruplican el desayuno en un mercado. Cierto que es el mismo hotelillo de ambiente distendido, confortable, que se puede encontrar en otros puntos turísticos del orbe, sea en Malawi o en el Cusco.
Viendo lo agradable que es la Tailandia no turística y que los parques naturales están sobrevalorados, prescindo de visitar las paradisiacas islas y sigo hacia el norte, donde ya no llega el monzón. Todo está exuberante, lleno de flores, y en bicicleta nunca se viaja a una velocidad que pase por alto una flor bonita. O así debiera ser, porque de eso se alimenta el alma, de flores bonitas.
Frutas deliciosas, ensaladas, arroz al 'wok', sopas... los tai son muy trabajadores y consecuencia de ello tienen mercados abarrotados, llenos de competencia y precios bajos. Cuando tienen cien baths -dos euros-, se los gastan en wisky con el amigo, viven al día. Y yo, cada día me engancho más de este país. Imágenes exóticas de niños pelones y ojos rasgados jugando entre templos, pagodas y Budas, en uno de los países más seguros que he pisado. La ley del 'Karma' y la compasión budista se llevan a rajatabla. Un monje, una noche, me decía:
- Mete la bici contigo en la habitación que este chaval no es bueno.
La cara que tenía el 'pillo'… Ya puedo dejar un billete de cien dólares en el suelo, que me llama a la puerta para devolvérmelo. Si ese monje entrase en una clase de tercero de la ESO…
Bangkok es el mejor lugar del Sureste asiático para arreglar una bicicleta y comprar repuestos. O el único. Pero es una ciudad que me despierta un rechazo inmediato, instintivo; en cuanto tengo arreglado el galeón, y me avituallo de lo que calculo se puede romper en los próximos cuatro meses, me voy corriendo hacia Camboya, no quiero pasarme la vida en carreteras asfaltadas. Y Camboya tiene las montañas del Cardamomo, en el suroeste; una de las últimas selvas vírgenes asiáticas, pues gracias al asesino Pol Pot y al comunismo, no han llegado todavía los madereros a talar la selva en masa.
Cruzo rápido una zona rural tai y al llegar a la zona fronteriza, todo un jaleo: cuál es la aduana abierta a extranjeros y cuánto cuesta el visado.
Si te gustan estos relatos, unviajedecuento tiene a tu disposición dos libros, África y Asia. El tercero, sobre América, estará disponible en 2015. ¿Cómo conseguirlos?
Tailandia es uno de esos países cuya fama le precede. La leyenda del masaje con 'happy end' es el sueño de la mitad de la población europea -la masculina. Resulta ser un país precioso, de gente relajada, educada; gente que vive, deja vivir y si puede te ayuda. Listos, y pese a la dificultad con el idioma, pues el tai es una lengua tonal, saben hacerse entender. Barato, limpio, con una gastronomía que sí hace honor a su fama. Y lo de las chicas... como los parques nacionales y templos, esa fama está algo exagerada.
Tras salir de Georgetown con un visado gratis, política tai para incrementar el turismo, llego a la frontera en un par de días, y en medio de unas lluvias como no recordaba. A partir del mediodía puede caer un diluvio de una hora, o dos tormentas, o empezar y no parar hasta la noche. Mi única diversión consiste en calcular cuántos kilómetros puedo hacer antes de que las nubes negras me alcancen, pues la pequeña cordillera en medio de la península no es suficiente para detener el monzón que devasta la orilla oriental.
Con este clima llego hasta Krabi, a través un verde paisaje sin tráfico, de pequeños pueblos y gente simpática. Aquí el panorama comienza a llenarse de unas espectaculares torres kársticas; pináculos y murallas de caliza cubiertas por vegetación se elevan de la planicie hasta alcanzar en ocasiones trescientos metros verticales. Y en las solitarias carreteras de playa, parece que amurallan el mar.
Krabi es el lugar donde paro unos días para alquilar una piragua y palear entre karts, lagunas, manglares y túneles imposibles. Y también donde doy con el turismo 'made in Thailand'. Un sin fin de turistas y hostales sacados del mismo molde: variada oferta de habitaciones baratas, internet y un pequeño restaurante con panqueques de banana a precios que cuadruplican el desayuno en un mercado. Cierto que es el mismo hotelillo de ambiente distendido, confortable, que se puede encontrar en otros puntos turísticos del orbe, sea en Malawi o en el Cusco.
Viendo lo agradable que es la Tailandia no turística y que los parques naturales están sobrevalorados, prescindo de visitar las paradisiacas islas y sigo hacia el norte, donde ya no llega el monzón. Todo está exuberante, lleno de flores, y en bicicleta nunca se viaja a una velocidad que pase por alto una flor bonita. O así debiera ser, porque de eso se alimenta el alma, de flores bonitas.
Frutas deliciosas, ensaladas, arroz al 'wok', sopas... los tai son muy trabajadores y consecuencia de ello tienen mercados abarrotados, llenos de competencia y precios bajos. Cuando tienen cien baths -dos euros-, se los gastan en wisky con el amigo, viven al día. Y yo, cada día me engancho más de este país. Imágenes exóticas de niños pelones y ojos rasgados jugando entre templos, pagodas y Budas, en uno de los países más seguros que he pisado. La ley del 'Karma' y la compasión budista se llevan a rajatabla. Un monje, una noche, me decía:
- Mete la bici contigo en la habitación que este chaval no es bueno.
La cara que tenía el 'pillo'… Ya puedo dejar un billete de cien dólares en el suelo, que me llama a la puerta para devolvérmelo. Si ese monje entrase en una clase de tercero de la ESO…
Bangkok es el mejor lugar del Sureste asiático para arreglar una bicicleta y comprar repuestos. O el único. Pero es una ciudad que me despierta un rechazo inmediato, instintivo; en cuanto tengo arreglado el galeón, y me avituallo de lo que calculo se puede romper en los próximos cuatro meses, me voy corriendo hacia Camboya, no quiero pasarme la vida en carreteras asfaltadas. Y Camboya tiene las montañas del Cardamomo, en el suroeste; una de las últimas selvas vírgenes asiáticas, pues gracias al asesino Pol Pot y al comunismo, no han llegado todavía los madereros a talar la selva en masa.
Cruzo rápido una zona rural tai y al llegar a la zona fronteriza, todo un jaleo: cuál es la aduana abierta a extranjeros y cuánto cuesta el visado.
Si te gustan estos relatos, unviajedecuento tiene a tu disposición dos libros, África y Asia. El tercero, sobre América, estará disponible en 2015. ¿Cómo conseguirlos?